NOCIONES SOBRE EL ENFOQUE CENTRADO EN LA PERSONA DE CARL ROGERS: TEORÍA, PRÁCTICA E INVESTIGACIÓN

NOTIONS ON THE PERSON-CENTERED APPROACH OF CARL ROGERS: THEORY, PRACTICE AND RESEARCH

Alejandro López Marín

Espacio ECP - Núcleo de Estudios y Formación en Psicología Humanista, Osorno, Chile

Para citar este artículo:

López, A. (2020). Nociones sobre el enfoque centrado en la persona de Carl Rogers: teoría, práctica e investigación. Revista Espacio ECP, 1(1), 4-15.

RESUMEN

En el presente artículo se exponen los aspectos esenciales del Enfoque Centrado en la Persona. Para ello, se describen nociones de la biografía de Carl Rogers, la evolución del enfoque, la teoría de la personalidad y de la terapia, y algunos datos de investigación respecto a la psicoterapia desde este enfoque.

Palabras claves: Carl Rogers, enfoque centrado en la persona, empatía, psicología humanista, psychotherapy

ABSTRACT

This article discusses the essential aspects of the Person-Centered Approach. For that, a description of some notions of the biography of Carl Rogers, the evolution of the approach, the theory of personality and therapy, and some research data regarding psychotherapy from this approach is made.

Keywords: Carl Rogers, person-centered approach, empathy, humanistic psychology, psychotherapy

CARL RANSOM ROGERS

Carl Rogers nació el 8 de enero de 1902 en Oak Park, cerca de Chicago, en el contexto de una familia cristiana, tradicional y conservadora. En su niñez y adolescencia creció en el campo, sin grandes instancias de socialización y muy conectado con la naturaleza (Carrenho, Tassinari & Da Silva, 2010). En 1919, ingresa a estudiar agronomía en la Universidad de Wisconsin y luego historia, graduándose en 1924. En 1922, viaja a China a participar de un encuentro mundial de estudiantes cristianos, evento que significa, entre otras cosas, una ruptura con la postura religiosa de sus padres. En 1926, se traslada al Teachers College de la Universidad de Columbia (Carrenho, Tassinari & Da Silva, 2010). En 1927, se gradúa como Masters en Arts. En 1928 recibe el título de Doctor (PhD) en psicología clínica por la Universidad de Columbia. Durante este periodo, comienza a trabajar con niños en situación de vulnerabilidad y que habían cometido algún delito (Hipólito, 1999). En 1939, publica su primer libro, llamado “el tratamiento clínico del niño problema”. En 1942 publica su segundo libro, el primero en donde aparecen los fundamentos de un nuevo modelo de psicoterapia que hoy se conoce como Enfoque Centrado en la Persona, llamado “Counseling and psychotherapy”. En 1943, es electo presidente de la APA (American Psychological Association). En 1945, comienza a enseñar psicología en la Universidad de Chicago y a dirigir el Centro de Counseling, puesto que mantuvo por 12 años. En 1956, es elegido presidente de la American Psychological Convention. Al año siguiente, se muda a Madison y realiza clases en varias universidades, UCLA, Harvard, Berkley e Wisconsin (Carrenho, Tassinari & Da Silva, 2010).

En 1962, recibe un premio por su contribución a la ciencia y la psicología clínica, también recibe un reconocimiento como investigador destacado. En 1963, cierra su vida académica y se muda a California, y junto a otros profesionales, forma el Center for Studies of the Person (CSP). Muere en 1987 a los 85 años, luego de entrar en coma por una cirugía realizada por una fractura de fémur. Las máquinas que lo mantenían vivo se desconectaron luego de tres días (Hipólito, 1999). Entre los diversos logros, Carl Rogers es pionero en la investigación científica en psicoterapia, pionero y la principal figura de la psicología humanista. Según la APA, fue uno de los 6 psicólogos más importante del siglo XX, y uno de los psicoterapeutas más influyentes de la historia de USA (Sánchez, 2013).

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL ECP

El pensamiento de Carl Rogers fue evolucionando a lo largo de su obra, algunos autores describen etapas en las cuales hubo algún énfasis específico, tanto a nivel de desarrollo teórico, o por la ampliación a distintas áreas de aplicación. Etapa no directiva (1940-1950): Esta etapa marca el comienzo del enfoque, habitualmente se ubica con fecha 11 de noviembre de 1940, fecha en la que Carl Rogers dicta en la Universidad de Minnesota una charla llamada “Nuevas orientaciones en psicoterapia”. En esta charla, Rogers plantea ideas que hasta ese momento no pensaba que correspondían a un enfoque distinto, que luego desencadenará en el libro publicado en 1942: “Counseling and Psychotherapy” (traducido al español como orientación psicológica y psicoterapia). En esta etapa, se hace hincapié en la no directividad del terapeuta, algo totalmente revolucionario para la época (Hart y Tomlinson, 1970).

Etapa reflectiva (1950-1957): Esta etapa está marcada por la publicación del libro “Psicoterapia centrada en el cliente” en el año 1951. En esta obra, Rogers presenta los resultados de investigaciones, y aplicaciones de este enfoque a distintas áreas de la psicología. Además, en uno de sus capítulos expone, por primera vez, la teoría de la personalidad que fundamenta este enfoque. En esta etapa, existe una transición del concepto de no directividad al de centrarse en el cliente. Esto implica que el terapeuta busca facilitar condiciones mediante ciertas actitudes que favorecen el cambio, conocidas como las condiciones necesarias y suficientes para el cambio en psicoterapia (Rogers, 1957). En esta etapa, el pensamiento de Rogers apunta a una perspectiva relacional de la terapia (Moreira, 2010).

Etapa del enfoque centrado en la persona (1957-1970): En esta etapa, Rogers profundiza la aplicación de esta perspectiva a otras áreas del desarrollo humano, como lo es la educación, organizaciones, comunidades, grupos, etc. En esta fase, el pensamiento de Rogers es influenciado por el concepto de experienciar propuesto por Gendlin (1964), que implica atender a la experiencia corporalmente sentida. En esta etapa, la psicoterapia centrada en la persona profundiza su perspectiva relacional e intersubjetiva (Moreira, 2010).

Fase colectiva (1970-1987): Moreira (2010) señala que esta fase corresponde a la última década de vida de Carl Rogers, aquí el autor amplía su teoría aplicándola a los grandes grupos, a las relaciones humanas, conflictos internacionales, entre otras. Se plantea más claramente la antropología del enfoque y también su visión ética y política.

Fase post-rogeriana: incluye los desarrollos de autores posteriores que han ampliado y generado modelos de trabajos particulares, partiendo de distintas fases del pensamiento de Rogers (Moreira, 2010). Encontramos aquí el focusing de Eugene Gendlin, la pre-terapia de Garry Prouty, la terapia focalizada en la emoción de Leslie Greenberg, la psicoterapia humanista fenomenológica de Virginia Moreira, la psicoterapia del proceso frágil de Margaret Warner, entre otros. Como se puede observar, el enfoque centrado en la persona es una perspectiva en constante cambio

TEORÍA DE LA PERSONALIDAD Y DEL FUNCIONAMIENTO PLENO

La tendencia actualizante

La tendencia actualizante es el concepto fundamental en el Enfoque Centrado en la Persona, define que “todo organismo tiene la tendencia innata a desarrollar todas sus potencialidades” (Rogers, 1959, p. 24), esto significa que la persona tiene la capacidad potencial para dirigirse hacia su crecimiento y preservación (Telles, Boris, & Moreira, 2014).

La tendencia actualizante es la única fuerza de motivación del organismo (Mearns & Thorne, 2009), es innata, no requiere un proceso de aprendizaje o entrenamiento, está presente en todas las personas, independiente de su contexto y características individuales.

Rogers & Kinget (1962) señalan que “el ser humano tiene la capacidad, latente o manifiesta, de comprenderse a sí mismo y de resolver sus problemas de modo suficiente para lograr la satisfacción y la eficacia necesaria a un funcionamiento adecuado” (p. 65). Lo “adecuado” refiere a lo que el individuo percibe como adecuado: “lo que la tendencia actualizante tiende a alcanzar es lo que el sujeto percibe como revalorizador o enriquecedor, aunque no necesariamente lo que es objetiva o intrínsecamente enriquecedor” (Rogers & Kinget, 1962, p. 68).

La tendencia actualizante no se relaciona con los valores sociales como la bondad o el altruismo (Rogers & Rosenberg, 1977; Mearns & Thorne, 2009), se relaciona más con un proceso de desarrollo y adaptación, que con el bien o el mal. La tendencia a la actualización es esencialmente una tendencia biológica hacia la supervivencia y a la satisfacción de las necesidades (Greenberg, Rice & Elliott, 1993).

Que el individuo tenga esta tendencia no quiere decir que siempre desarrolle todo su potencial, sólo significa que las personas hacen lo mejor que pueden, de acuerdo con sus recursos y ciertas condiciones ambientales.

Organismo, noción y desarrollo del sí mismo

El concepto de organismo refiere a un “sistema total que funciona en el individuo y es el lugar de todas sus experiencias, simbolizaciones de conciencia, pensamientos, emociones y percepciones” (Castelo, 2019, p. 53). Esta totalidad, que es el organismo, interactúa con el entorno todo el tiempo (Rogers, 1959; 1962). Organismo no es lo mismo que campo fenomenológico o campo experiencial, según Castelo (2019) estos conceptos sirven para “designar todo lo que el organismo experimenta” (p. 54).

El concepto de noción del yo se define como una configuración conceptual, coherente y organizada, compuesta de percepciones y características sobre sí mismo, de las relaciones del sí mismo con otros y con diversos aspectos de la vida (Rogers, 1959; Rogers y Kinget, 1962).

En la medida que el niño tiene conciencia de sí mismo desarrolla una necesidad de consideración positiva, es decir, necesita percibir que sus acciones son aceptadas y valoradas por los demás, especialmente por sus cuidadores. Este proceso es recíproco, dado que el individuo al satisfacer con sus conductas las necesidades del otro (percibidas), satisface su propia necesidad de valoración positiva.

Respecto a este tema, Rogers (1959) describe el ejemplo del niño que necesita el afecto materno, y en el proceso aprende a observar las expresiones de su madre frente a sus conductas. Esto provoca que ciertas acciones que generan desaprobación por parte de la madre, sean interpretadas como desaprobaciones a su persona, en su totalidad. Entonces, ocurrirán situaciones donde el niño debe lidiar entre su necesidad y lo que será valorado como positivo o adecuado por su cuidador.

Cuando el niño se desarrolla en un ambiente donde sus sentimientos son aceptados, y sus conductas comprendidas (empatía), percibirá que es aceptado incondicionalmente y, por lo tanto, podrá aceptarse incondicionalmente a sí mismo. Su conducta estará guiada por su valoración organísmica (sus necesidades) y no por la valoración condicional (aprobación/reprobación).

Las proposiciones de la personalidad

Carl Rogers, en el libro “Client-Centered Therapy” de 1951 (en español Psicoterapia Centrada en el cliente), describe 19 proposiciones sobre la personalidad y la conducta humana, las cuales se señalan a continuación:

1. “Todo individuo vive en un mundo continuamente cambiante” (p. 410).

2. “El organismo reacciona ante el campo tal como lo experiencia y lo percibe” (p. 411).

3. “El organismo reacciona como una totalidad organizada ante su campo fenoménico” (p. 413).

4. “El organismo tiene una tendencia o impulso básico a actualizar, mantener y desarrollar al organismo experienciante” (p. 414).

5. “La conducta es básicamente el esfuerzo intencional del organismo por satisfacer sus necesidades tal como las experimenta, en el campo tal como lo percibe” (p. 417).

6. “La emoción acompaña y en general facilita la conducta intencional” (p. 418).

7. “El mejor punto de vista para comprender la conducta es desde el propio marco de referencia del individuo” (p. 419).

8. “Una parte del campo perceptual total se diferencia gradualmente constituyendo un sí-mismo” (p. 421).

9. “Como resultado de la interacción con el ambiente, y particularmente como resultado de

la interacción valorativa con los demás, se forma la estructura del sí mismo” (p. 422).

10. “Los valores ligados a las experiencias, y de valores que son parte de la propia estructura, en algunos casos son valores experimentados directamente por el organismo, y en otros valores introyectados o recibidos por otros, pero percibidos, de una manera distorsionada, como si hubieran sido experimentados directamente” (p. 422).

11. “A medida que se producen las experiencias en la vida del individuo, éstas son: a) simbolizadas, b) ignoradas; c) negadas o distorsionadas” (p. 426).

12. “La mayoría de las modalidades de conducta que el organismo adopta son compatibles con el concepto de sí-mismo” (p. 430).

13. “La conducta puede surgir, en algunos casos, a partir de experiencias y necesidades orgánicas que no han sido simbolizadas” (p. 431).

14. “La inadaptación psicológica se produce cuando el organismo rechaza de la conciencia experiencias sensoriales y viscerales significativas” (p. 432).

15. “La adaptación psicológica existe cuando el concepto de sí mismo es tal que todas las experiencias pueden ser asimilados con el concepto que tiene de sí” (p. 434).

16. “Cualquier experiencia incompatible con la organización o estructura de la persona puede ser percibida como una amenaza, y cuanto más numerosas sean estas percepciones, más rígidamente se organizará la estructura de la persona para preservarse” (p. 436).

17. “En ausencia total de amenaza para la estructura del sí mismo, se pueden percibir y examinar experiencias incompatibles, y se puede revisar la estructura de sí-mismo para asimilar e incluir tales experiencias.” (p. 437).

18. “Cuando el individuo percibe y acepta en un sistema compatible e integrado todas sus experiencias, comprende más a los demás y los acepta como persona diferenciadas” (p. 439).

19. “A medida que el individuo percibe y acepta más experiencias orgánicas en su estructura de sí-mismo, encuentra que está reemplazando su actual sistema de valores por un proceso continuo de evaluación organísmica” (p. 441).

TEORÍA DE LA TERAPIA

Nociones iniciales

En su libro “Counseling and psychotherapy” (1942), Rogers describe cuatro características de este tipo de terapia: la primera, el objetivo de la psicoterapia no es resolver un problema puntual, sino ayudar al individuo a crecer; la segunda, mayor énfasis a los aspectos emocionales de la situación; la tercera, mayor énfasis a la situación inmediata que al pasado; la cuarta, considerar la relación terapéutica en sí misma como una experiencia de crecimiento (Rogers, 1942).

A su vez, Rogers (1942) describe que la relación terapéutica debe ser un espacio cálido que debe avanzar hacia una mayor profundidad afectiva, con permisividad en cuanto a la expresión de sentimientos, límites terapéuticos claros, y una relación consultante-terapeuta que esté libre de cualquier tipo de presión o coerción.

De la no directividad a lo centrado en la persona

La primera definición de Rogers fue denominar este enfoque como no directivo, en contraposición a los métodos de la época que eran sumamente directivos. Actualmente, aún existen personas que identifican este enfoque con esta definición, aunque no es la idea fundamental de esta perspectiva (Rogers & Kinget, 1962).

La no directividad ha sido mal entendida y distorsionada, en diversas ocasiones se ha comprendido que la no directividad implica la abstinencia y pasividad del terapeuta, o que la terapia no tiene una dirección u objetivo. Ambas ideas no tienen asidero en la antropología y teoría del enfoque centrado en la persona.

La abstención por sí sola, no realiza nada importante en la terapia o en cualquier situación humana, y un terapeuta inactivo o pasivo, transmite al cliente falta de interés, falta de empatía, falta de seguridad, entre otros (Rogers & Kinget, 1961; Rogers, 1951). Rogers & Kinget (1961) definen que la no directividad es “esencialmente la abstinencia de juicios de valor” (p. 60).

El cambio conceptual de no-directivo a centrado en el cliente surge a raíz de algunas investigaciones, donde descubrieron que distintos terapeutas intentaban replicar las intervenciones que Carl Rogers hacía, pero sin lograr los mismos resultados. Luego, pudieron darse cuenta de que esto ocurría porque estos terapeutas actuaban desde una lógica técnica, replicaban de modo mecánico lo que observaban en Rogers, sin implicarse en la relación, manteniendo distancia y aparente neutralidad, quizás similar a la tradición psicoanalítica (Rogers & Kinget, 1962).

El término cliente se utiliza principalmente para marcar la diferencia con el concepto de paciente, cliente implica alguien activo en búsqueda de su desarrollo, que mantiene el poder sobre su vida y sus decisiones. En latinoamérica, en general, hablamos principalmente de persona como sinónimo de cliente, dado que este concepto en nuestra región (Latinoamérica) genera resquemores y desconfianza; además, persona aplica para distintas áreas del desarrollo humano, no sólo para la psicoterapia.

Entonces, lo centrado en el cliente/persona quiere decir que “lo importante en esta psicoterapia es la presencia, en el terapeuta de ciertas actitudes respecto al cliente y de una cierta concepción de las relaciones humanas” (Rogers & Kinget, 1961, p. 50), además, los autores señalan que “para que el proceso del cliente sea fecundo, es preciso que se efectúe en función de la experiencia del cliente, no en función de teorías y principios extraños a esta experiencia” (p. 50).

El concepto de persona, en este enfoque, involucra tanto a la persona del consultante, como a la del terapeuta (Schmid, 2014). Por lo tanto, el terapeuta tiene una antropología que concibe al ser humano como orientado hacia el crecimiento, promueve mediante ciertas actitudes un clima psicológico de seguridad, y es partícipe activo de la en la relación.

Un enfoque centrado en la persona es opuesto a centrado en el problema (técnicas), o centrado en el terapeuta (poder). Además, utilizar el concepto de enfoque plantea la idea de una antropología y ética del ser humano, es decir, no se trata de un conjunto de técnicas o métodos estándar que se deban aplicar.

Las condiciones necesarias y suficientes

Carl Rogers (1957) plantea seis condiciones que considera necesarias y suficientes para que se produzca el cambio en psicoterapia. Estas son:

Que dos personas estén en contacto psicológico: el concepto de contacto psicológico implica el grado mínimo de conciencia para percibir la presencia de otro (Rogers, 1957). Por lo tanto, es algo más sutil que una relación, que no tiene relación con la voluntad, sino con la capacidad de contactarse. Prouty (1990) define que el contacto psicológico tiene tres funciones: contacto afectivo, contacto comunicativo y contacto con la realidad.

Que el cliente se encuentre en un estado de incongruencia, de vulnerabilidad o de angustia: la incongruencia es la discrepancia entre la noción del yo y la experiencia (Rogers, 1959), es decir, lo que se simboliza en la conciencia no es la experiencia tal como ocurre. Esto puede ser negando la experiencia, distorsionando, o captando sólo una parte. Esta condición, también lleva implícita la idea de que el cliente debe poseer cierta motivación al cambio.

Que el terapeuta es congruente en la relación con el cliente: la congruencia se define como el acuerdo entre el yo y la experiencia (Rogers, 1959), es decir, el individuo simboliza la experiencia tal como ocurre, la persona está abierta a distintas experiencias, al cambio y a la creatividad. En la relación terapéutica, el terapeuta es consciente de su propia experiencia durante la sesión (Greenberg, Rice, Elliott, 1993). Otros términos para designar esto es: auténtico, transparente, real, entre otros.

El terapeuta experiencia una consideración positiva e incondicional hacia el cliente: esto significa un interés por el consultante como una persona distinta, con permiso para tener sus propios sentimientos y sus propias experiencias (Rogers, 1957). Otro término utilizado es aceptación, esto quiere decir que el terapeuta debe tener la capacidad de comprender que es totalmente esperable que las personas piensen, sientan, y sus experiencias sean distintas a las suyas. El concepto de aceptación en este enfoque, no tiene relación con el acto de aprobar, es más, aprobar la conducta de otro ya es una forma de juzgar, es decir, de no aceptación.

El terapeuta experimenta una comprensión empática del marco de referencia del consultante y se esfuerza por comunicar tal experiencia: el terapeuta busca sentir el mundo privado del consultante, como si fuera el propio, pero sin perder nunca la cualidad de "como si" (Rogers, 1957). La comprensión empática no es un rasgo de personalidad, o un estado. Es esencialmente un proceso, es decir, una forma especial de relación y de interacción que involucra al menos dos personas (terapeuta-consultante), que buscan encontrarse como personas que sienten, piensan y actúan distinto (Reyes, 2004; Vanaerschot, 2004). La comprensión empática ayuda a que el consultante se conecte con sus experiencias difíciles, dolorosas, complejas, con el fin de facilitar su desarrollo, crecimiento personal y resolución de problemas (Vanaerschot, 2004; Bohart y Greenberg,1997).

Que el cliente perciba, por lo menos en un grado mínimo, las condiciones 4 y 5: Rogers (1957; 1959; 1961; 1962), señala que es necesario que el cliente perciba que el terapeuta es empático y aceptante, puesto que, como se ha mencionado antes, las personas actúan de acuerdo con cómo perciben la experiencia (Rogers, 1951).

¿ES EFECTIVA LA PSICOTERAPIA CENTRADA EN LA PERSONA?

Carl Rogers fue un psicoterapeuta e investigador, un científico. Fue pionero en la investigación en psicoterapia de forma cuantitativa: grababa sesiones de terapia para analizar cada elemento de la interacción, aplicando test proyectivos (Rorschach, TAT y otros) al principio y al final de los procesos terapéuticos, también se desarrollaron pautas y diferentes instrumentos de medición (Rogers, 1959). A través de la investigación, buscó medir los efectos de la terapia, cuáles eran los elementos que generaban el cambio, las características de los clientes, de los terapeutas, entre otros (Rogers, 1951; Rogers, 1959; Rogers, 1961).

A partir de la investigación científica, Rogers desarrolla la teoría de la terapia, de la personalidad, de las relaciones interpersonales y del funcionamiento pleno. Para Carl Rogers, la investigación y la sistematización era fundamental, algo que quizás lo diferenciaba de otros autores humanistas, que tenían mayor reticencia por la investigación científica. Esta cita deja claro aquello:

La razón principal de que en el campo de la psicoterapia se desarrolle la investigación con fines teóricos de una manera sistemática, es el sentimiento intolerable de que la experiencia acumulada durante las horas de práctica terapéutica pueda perderse, quedando sólo un conglomerado de hechos más o menos aislado" (Rogers, 1959, p. 12).

A continuación, se describen algunos datos de investigaciones contemporáneas, para ubicar el enfoque centrado en la persona en el mundo de la psicología actual, especialmente en el campo de la psicoterapia, donde cada vez se da mayor relevancia a las psicoterapias basadas en la evidencia.

En general, la evidencia señala que las terapias humanísticas y experienciales producen reducciones importantes y significativas en la angustia psicológica (Elliot, 2008).

Un meta-análisis en el que revisaron más de 180 estudios científicos, Elliot y Freire (2008) reportan que las psicoterapias centradas en la persona y experienciales en su conjunto son altamente eficaces.

Estos investigadores describen cinco resultados relevantes: 1) se observa un gran cambio pre- post en los consultantes, 2) los beneficios post-terapia se mantienen durante los seguimientos inmediatos y posteriores, 3) los consultantes muestran amplios beneficios en relación a los que no estuvieron en terapia, 4) son clínica y estadísticamente equivalentes a otras terapias, 5) podrían ser ligera pero insignificantemente menos eficaces que la terapia cognitivo-conductual, aunque esta diferencia desaparece al controlar los estudios con lealtad del investigador, una fuente de sesgo de las investigaciones (Elliot y Freire, 2008; Elliott, Watson, Greenberg, Timulak, & Freire, 2013).

Los estudios que comparan los resultados de la terapia centrada en la persona en entornos del mundo real, muestran nuevamente que son muy similares a la terapia cognitivo-conductual (Pybis, Saxon, & Barikham, 2017). Además, no hay evidencia consistente de que la terapia cognitivo-conductual o las terapias psicodinámicas tengan efectos más duraderos que la terapia centrada en la persona, o que funcionen más rápidamente (Cooper, 2019). Incluso, cuando hay pequeñas diferencias en la efectividad general de las diferentes orientaciones, esto no tiene en cuenta el hecho de que los diferentes clientes se desempeñan mejor o peor en diferentes terapias y en diferentes momentos (Cooper, 2008).

Existe una gran cantidad de datos que muestran que las condiciones rogerianas (empatía, consideración positiva incondicional y congruencia) se asocian con resultados positivos (Norcross y Lambert, 2018). Los estudios específicos sobre empatía, son claros y abrumadores: la empatía es un predictor de éxito terapéutico (Barrett-Lennard, 1962; Kurtz y Grummon, 1972; Reyes y Benítez, 1990; Feixas y Miró, 1993; Bohart et al., 2002; Kim, Kaplowitz y Johnston, 2004; Marci et al. 2007; Santibañez et al. 2008; Elliott et al. 2011; Norcross y Wampold, 2011; Botella y Corbella, 2011; Derksen, Bensing y Lagro-Janssen, 2013; Watson, Steckley y McMullen, 2014; Gimeno et al. 2015).

Los estudios que preguntan a los clientes qué les fue útil en la terapia (ya sea TCC, psicodinámica o humanística) muestran que gran parte de lo que más valoran los consultantes son cualidades relacionales estrechamente asociadas con una terapia centrada en la persona, por ejemplo: calidez del terapeuta, cuidado y confianza (Cooper, 2019).

La investigación muestra, de acuerdo con la teoría centrada en la persona que, por lejos, la mayor contribución a los resultados terapéuticos proviene de los clientes: sus niveles de motivación, participación y compromiso (Bohart y Wade, 2013). En un estudio realizado en el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra (National Health Service, NHS), la terapia centrada en la persona, terapia cognitiva conductual y terapia psicodinámica, muestran cambios sustanciales pre-post; dichos resultados son equivalentes entre los distintos enfoques (Stiles, Barkhm, Twigg, Mellor-Clark & Cooper, 2006).

La investigación meta-analítica y de estudios independientes indican que la terapia de juego centrada en el niño es una intervención de tratamiento con apoyo empírico (Bratton, Ray, Rhine, & Jones, 2005; Bratton, Ray, Lindo & Landreth, 2014). La terapia centrada en la persona con jóvenes también muestra buenos resultados, en un nivel consistente con otras orientaciones terapéuticas (Cooper, 2013).

En cuanto a tratamientos diferenciales, en depresión, muestra mayor eficacia al integrar herramientas experienciales (Greenberg y Watson, 1998; Watson, Gordon, Stermac, Kalogerakos y Steckley, 2003; Goldman et al. 2006). Con la terapia centrada en la persona clásica, existen estudios que muestran buenos resultados, pero el tamaño de las muestras utilizadas es pequeño, por lo tanto, es difícil generalizar (Sanders, 2014).

En cuanto a la ansiedad, se observa que este enfoque obtiene resultados positivos, pero menores a la terapia cognitiva conductual (Elliott, et., al., 2013).

En cuanto a la psicopatología grave, en la psicosis, los estudios muestran que este enfoque es posiblemente eficaz, lo que significa que requiere mayor cantidad de estudios, con muestras más grandes, grupos controles, etc. En general, se observan resultados alentadores al utilizar herramientas para restablecer el contacto psicológico, es decir, pre-terapia (Elliott, et., al., 2013). Respecto a la pre-terapia, existen varios reportes de casos con clientes psicóticos, con demencia, retraso mental, autismo, entre otros (Prouty, 2007; Prouty & Cronwall, 1990; Dinacci, 1997, Brooks & Peterson, 2011; Erskine, 2015, Langner, 2017). En general, podemos decir que la terapia centrada en la persona cuenta con apoyo empírico, en adultos, adolescentes y niños. La deuda hasta ahora, en términos de investigación, tiene relación con realizar estudios con muestras de mayor tamaño, en situaciones y problemas específicos. Especialmente, en el mundo de habla hispana la investigación en el ECP y la psicología humanista en general es escasa, por lo tanto, tenemos una deuda pendiente en este sentido.

COMENTARIOS FINALES

El enfoque centrado en la persona está más vigente que nunca, especialmente en nuestra época actual, donde la tecnología, la necesidad de producir y de adaptarse a ciertos patrones sociales y económicos dejan muchas veces de lado a la persona.

En Sudamérica, muchos terapeutas humanistas se han quedado con la noción que sólo es importante lo vivencial, dejando la teoría y la investigación en un segundo plano. En el marco de las terapias humanistas, el enfoque centrado en la persona se posiciona como una mirada que busca validarse a través de la evidencia, esto queda más que claro en la obra de su creador.

Ahora bien, esto no significa que hay que adecuarse a la gran mayoría de modelos terapéuticos de la actualidad, centrados en el problema, buscando únicamente reducir síntomas para lograr que los individuos sean funcionales a la estructura socio-económica y productiva de cada país. Como terapeutas centrados en la persona, intentamos facilitar la autonomía de las personas que nos consultan (aplica también a los grupos, trabajos en contextos educativos, organizacionales y comunitarios), en oposición a desarrollar prácticas de control social, que muchos enfoques y métodos de psicoterapia actualmente fomentan.

Es necesario seguir desarrollando el enfoque centrado en la persona. Que se encuentren instancias para mostrar el impacto de nuestras intervenciones y quehacer profesional. Necesitamos seguir actualizando la teoría para que sea contextualizada a la época y a las distintas características y realidades de cada país. Desde nuestra región sudamericana, necesitamos ofrecer herramientas atingentes a nuestras realidades. Como terapeutas centrados en la persona, la mejor forma de homenajear a Carl Rogers es seguir su legado, es decir, buscar los mejores caminos para ayudar a las personas.

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